¿Qué hay mejor que casarse? Pues casarse dos veces, claro. Así lo hicieron Rocío y Sara en 2022, la primera vez en julio y la segunda en octubre. Su primera boda fue con la familia más cercana, en el juzgado. La segunda, la fiesta, en la casa familiar de Sara. Si quieres descubrir todo lo que montaron estas dos novias y quieres inspiración para una boda LGBT en Bilbao o donde quieras, quédate hasta el final.
Rocío y Sara no querían nada tradicional, sino que buscaban un efecto teatral para celebrar sus dos bodas. En Lamikiz Atelier (un taller de vestidos de novia de Bilbao) les hicieron los trajes a medida a las dos. «Ni siquiera valoramos hacerlos con nadie más, porque su estilo era justo lo que buscábamos», nos cuenta Sara. A partir de los trajes, fueron añadiendo otras piezas que iban encajando poco a poco.
Después de la primera ceremonia en el juzgado, con la familia más cercana, las novias se hicieron unas fotos de boda en unos acantilados antes de ir a comer. «Fue un día perfecto, familiar y agradable». Luego, terminaron el día tomándose unos cócteles por la ciudad.
Sara y Rocío tuvieron una muy buena idea para bodas de verano (fue en pleno julio), ya que podían ir quitándose piezas del traje para adaptarse al calor que hacía aquel día y estar cómodas en todo momento. Por ahí se dice que las novias no pueden llevar gafas de sol y desde aquí le mandamos un saludo a quien se inventase eso. A estas dos novias no podían quedarles mejor, ¡vaya estilazo! Si te casas pronto y estás pensando hacer alguna de las «cosas que no deberían hacer las novias», te prometemos que no vas a tener siete años de mala suerte ni tu matrimonio va a fracasar por llevar un complemento «prohibido».
«Recuerdo cómo la gente se nos quedaba mirando al pasar por las callejuelas en compañía de mi familia y pocas veces he sentido tanto orgullo».
La segunda boda de Rocío y Sara fue en octubre de 2022, esta vez ya con amigos. La ceremonia se celebró en el jardín de la casa familiar de Sara. Aunque hacía muy buen día, una boda en Bilbao en octubre siempre conlleva un poco de frío, pero con los trajes de Lamizik Atelier fueron perfectas y las dos piezas fueron una ventaja maravillosa.
Sobre todo por la pandemia, Sara y Rocío llevaban años sin ver a algunos de sus amigos más importantes y verlos allí a todos les emocionó muchísimo. Los looks de los invitados también se alejaron de lo tradicional, ya que las novias les dieron carta blanca (dentro de lo formal) y muchos de ellos apostaron por lo original: trajes y vestidos de todos los colores, peinados de toda clase, maquillajes increíbles y accesorios singulares. «Tuvimos que contenernos para no abalanzarnos a saludarles hasta que terminó. la ceremonia».
El ambiente de esta boda era increíble, se respiraba libertad por todos lados y la complicidad entre las novias y todos sus invitados era muy especial. No fue una boda muy grande, más bien celebraron una boda íntima, pero quizá por eso sintieron tanta energía y conexión con todas las personas que estaban allí con ellas.
El encargado de oficiar la boda fue uno de sus mejores amigos y tres personas más salieron a leer un discurso de boda muy emotivo. Además, se leyeron poemas en la ceremonia que Rocío y Sara habían elegido.
Para los votos, la parte simbólica de la ceremonia, pronunciaron unas palabras inspiradas en su juego de fantasía favorito, ¡con sables incluidos! Si sois fans de los juegos de rol, esta idea de votos puede ser muy guay para vuestra boda, ¿verdad?
Cuando terminaron, intercambiaron anillos y compartieron comida y bebida con sus invitados. ¡Y empezó la fiesta!
El banquete lo celebraron en un local que alquilaron y escogieron un menú omnívoro y vegano, ya que muchos de sus amigos invitados lo eran. La mayoría de ellos ya se conocían entre ellos, por lo que en la fiesta se lo pasaron en grande. La música estaba escogida entre todos y no pudo ser más especial para ellas. «Por mucho que las novias sean las protagonistas, siempre hemos pensado que una boda es para compartir con las personas más especiales», nos cuenta Sara.
Una de las cosas que más nos han emocionado de esta boda es el hecho de que Sara y Rocío querían, por encima de todo, que su boda fuese un espacio seguro para todas las personas. Que nadie se sintiese incómodo, que todo el mundo pudiera expresarse como quisiera, que nadie tuviese miedo de miradas, de prejuicios, de comentarios conservadores que nada iban con ellas. Y lo conseguireron.
Todavía a día de hoy, algunas veces, una boda LGTB (o con invitados del colectivo) genera cierto tipo de reacciones o comentarios que deberían extinguirse. Por ejemplo, la famosa pregunta «¿Quién hace de novio y quién de novia?», o «¿Quién va a llevar el vestido y quién el traje?». Aunque parezcan positivos, tampoco es bueno repetir constantemente «estas bodas son más divertidas», «me lo he pasado mejor que en una boda de una pareja heterosexual» o comentarios similares. Lo único que hacemos al decir esto es meter en un saco a todas las personas LGTB, categorizarlas como si no tuviesen más vida y personalidad que ser gays, lesbianas, bisexuales y/o trans.
En algunos casos, aunque parezca increíble, hay familiares que comentan negativamente sobre el maquillaje de algunos invitados, los looks demasiado «femeninos» de algunos hombres o crean situaciones incómodas con miradas, cuchicheos y opiniones. Sara y Rocío quisieron que su boda LGBT en Bilbao fuese un espacio 100% libre de homofobia y de prejuicios, para estar tranquilas ellas y también para que sus invitados fuesen libres por completo.
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En su boda estuvo quien tenía que estar, y así debería ser siempre, aunque sea complicado por compromisos. Tu boda es tuya, vuestra boda es vuestra, y no deberíais tener que invitar a nadie «por quedar bien» ni por complacer a nadie. Decidir quién invitar a la boda es una de las partes más delicadas para algunas parejas, pero nosotras os animamos a escoger con el corazón y a recordar siempre con quién queréis de verdad celebrar vuestro amor.
Mil gracias, Sara y Rocío, por dejarnos compartir las fotos de vuestras dos bodas en Bilbao y por contarnos vuestra historia con tanto cariño. Gracias también a Patricia Aguilar por enviarnos esta maravilla de fotografías sin las que sería imposible contar esta boda. Ya sabes, si vas a celebrar tu boda LGBT en Bilbao, puedes utilizar esta de inspiración.
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¡Hasta la próxima boda!